Si una chica está siendo víctima de la violencia machista, es posible que no lo cuente, por lo que es importante estar pendiente de todas las señales que puedan aparecer:
*Deja de salir con sus amistades habituales.
*No se arregla ni se viste como lo hacía antes.
*El chico le hace comentarios degradantes y humillantes.
*Recibe llamadas o mensajes de él a todas horas.
*Tiene peor rendimiento en la escuela.
*Se altera y se pone triste con los mensajes que recibe.
*Calla ante los insultos.
*Manifiesta temor hacia él.
*Reconoce o justifica alguna agresión física.
*Cuando una chica tiene miedo, hay que actuar aunque no haya agresión física. El miedo indica que por la otra parte hay control y sometimiento.
Es muy probable que una chica sea incapaz de identificar el maltrato. Por eso las personas adultas que estamos a su alrededor tenemos que estar pendientes para detectarlo.
Tenemos que ser conscientes de que los propios hijos pueden ser futuros maltratadores. Si tienes hijos debes asumir la responsabilidad de educarlos y detectar a un posible maltratador.
(Iria Marañón. Educar en el feminismo. Plataforma Actual. Barcelona. 2018)
En el mundo adulto se dan invasiones de espacios por parte de los varones que se han denominado manspreading, mansplaning y mansterrupting. Estos términos han sido usados por teóricas feministas en diferentes medios para explicar cómo los varones se apropian del espacio de las mujeres: el espacio físico, el espacio verbal y el espacio del conocimiento.
Tenemos ejemplos reales de mujeres cuyo trabajo ha sido, literalmente, robado por los hombres que estaban a su alrededor. O mujeres que han sido pioneras en algo y la historia se ha encargado de eliminarlas. Al día de hoy, y de forma cotidiana, esto se da en muchos trabajos, en los que los logros femeninos son atribuidos a hombres y otros logros pasan desapercibidos.
Leer más: ALGUNOS TRABAJOS ROBADOS A LAS MUJERES POR LOS HOMBRES.
Las mujeres han sufrido mucho. Es casi imposible dar testimonio de todas las maneras como, a lo largo de la historia, las mujeres han sufrido física, psicológica y emocionalmente por vivir en el sistema patriarcal.
Y no hay necesidad de dedicar tiempo a enumerarlas aquí. Si estoy leyendo este libro, lo sabes. Todas lo sabemos.
Es posible que la literatura feminista haya malgastado demasiado tiempo en registrar estos padecimientos. Queremos dejarlo claro, evidentemente. Queremos que la gente sepa que hemos sufrido de infinitas maneras y que seguimos sufriendo. Parte de este empeño solo va encaminado a servir de compañía a las mujeres, para que no crean que están locas por pensar que algo que les han dicho que es bueno para ellas es en realidad malo, para que sepan que su disonancia cognitiva tiene una explicación. Es una forma de traspasar la fantasía de que el sistema en el que vivimos no es opresivo, de mostrar que es un efecto dañino.
Eva, 23 años: “Tengo mucho miedo a sentirme sola”
Socialmente se considera que el problema de los malos tratos solo existe en familias desestructuradas, con problemas de alcoholismo o drogadicción, en las clases económicamente más desfavorecidas o entre personas mayores. Nada más lejos de la realidad. Según el estudio realizado por ocho personas expertas de la Universidad Complutense de Madrid sobre un grupo de jóvenes de entre 14 y 18 años y presentado en julio de 2001, un 12% de los y las adolescentes piensa que si una mujer es maltratada por su pareja “algo habrá hecho para provocarlo”. De igual manera, el 23% de estos jóvenes consideraba justificado que las mujeres cobren menos que los hombres en el mismo puesto de trabajo, incluso aseguraban que las mujeres solo deberían trabajar fuera de casa si pueden a la vez encargarse de la familia y el hogar.
Leer más: LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES JÓVENES. MACHISMO EN EL UNIVERSO DIGITAL.
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